Las empresas europeas se enfrentan a un futuro donde es posible que la asistencia o el acceso al trabajo no pueda hacerse mediante huellas dactilares o reconocimiento facial.
Vivimos un momento de incertidumbre respecto a la biometría, que rápidamente definiremos como la ciencia del análisis de las características físicas o del comportamiento propias de cada individuo, con el fin de autenticar su identidad. El caso es que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha lanzado recientemente una guía donde establece los nuevos criterios para el manejo y la gestión de datos biométricos en los controles de asistencia y acceso a nuestro centro de trabajo. El objetivo es asegurar el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y toda la normativa relacionada. Pero la guía ha hecho saltar todas las alarmas: ¿significa que ya no podremos usar la autenticación dactilar o el reconocimiento facial?
La situación es compleja. Aunque la guía presenta los criterios definidos por la propia AEPD, en realidad habrá que estar muy atentos a las futuras resoluciones y sentencias sobre el uso de la biometría en el entorno laboral. Esta situación de incertidumbre ha hecho que algunas empresas dedicadas a estos servicios hayan lanzado algunas posibles soluciones para ajustarse a las directrices europeas sobre protección de datos. De hecho, algunos países de la UE, como Francia o Alemania, han prohibido el uso de datos biométricos.
EL problema está en la privacidad y el nivel de protección de dichos datos, que la AEPD considera como datos de categorías especiales, los cuales llevan asociados un riesgo alto, pues podrían ser replicados y empleados de manera inadecuada.
La recomendación más usual en estos casos, sobre todo ante el actual contexto de incertidumbre normativa, es que las empresas lleven a cabo una exhaustiva Evaluación de Impacto para la Protección de Datos o EIPD. Si dicho tratamiento se juzga adecuado, necesario y proporcional, eso bastaría para justificar el empleo de la biometría. Pero, ¿y si las empresas no pasan dicha evaluación?
La solución es un cambio en la tecnología que usan en sus instalaciones, pues hay varias opciones alternativas a la biometría para el control de asistencia y entrada en los espacios de trabajo. Entre las alternativas actuales, destacan la tarjeta física de proximidad, las soluciones a través del Bluetooth de nuestros smartphones o el Chip de DNI.