Ya es casi un lugar común que las empresas admitan que necesitan transformarse para mantener su competitividad en esta era de la digitalización. Y entre todos los aspectos a tener en cuenta, no hay duda de que la migración cloud de los sistemas de una compañía es una de las prioridades.
La encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el uso de las TIC lanza el siguiente dato: el 28,2% de las empresas españolas utiliza la nube para algunos de sus servicios, y de hecho este número va en aumento en función del mayor tamaño de las compañías. Por ejemplo, para empresas de más de 260 empleados, hablamos de un espectacular 64%.
Pero lo cierto es que no existe una gran única solución en la nube, sino que depende de múltiples factores y de las características específicas de cada compañía. Así que, ¿cómo elegir? Cómo hacer una migración cloud segura y no morir en el intento. ¡Os damos algunas claves!
Siempre a medida.
Esto de las migraciones es siempre un proceso muy complejo, y por ello es necesaria una buena planificación que incluya qué datos, servicios o aplicaciones trasladamos a la nube, qué estrategia de migración hemos de seguir y, por supuesto, qué modelo de cloud es la más acertada para nuestra empresa, cómo reducimos los riesgos del proceso, quién lo lidera, etc. Lo recomendable, según todos los expertos, es comenzar con datos de baja prioridad para controlar los riesgos, probar toda nuestra configuración e identificar posibles errores o brechas de seguridad.
La responsabilidad, siempre compartida.
La seguridad es como una pescadilla que se muerde la cola o una vía de ida y vuelta. La computación cloud está basada en un modelo de responsabilidad compartida. Nuestro proveedor de servicios de Internet será responsable de su seguridad, pero nosotros, como empresas cliente también somos responsables del uso que hacemos. Por ejemplo, hemos de proteger con ahínco nuestros endpoints o qué aplicaciones hemos conectado las a la red y cuál es su estado.
Cifrado de datos y protocolos seguros.
Es esencial que todos nuestros datos estén encriptados y utilicen protocolos seguros para la transferencia, como el famoso HTTPS.
Supervisión centralizada.
Si nuestra conectividad en la nube aumenta, también lo hace paralelamente las probabilidades de ser objeto de ataques. Durante la propia migración, y desde luego después, precismaos de herramientas de seguridad con doble impacto: tanto en nuestras instalaciones locales como en la propia nube, y si centralizamos la gestión, pero también el uso, de las herramientas que hayamos activado, la labor de quien se ocupe de uestra seguridad será más fácil, eficaz y veloz.