A pesar del habitual miedo a que las Inteligencia Artificial nos reemplace, la tecnología puede ayudarnos a reenfocar el trabajo hacia tareas más creativas y dotadas de sentido.
Las personas son el núcleo de las organizaciones humanas, y por supuesto también de las pequeñas, y la IA no ha nacido para sustituir este factor esencial de nuestro sistema productivo. La IA sí puede, sin embargo, aprovecharse de forma dirigida para incrementar nuestra eficiencia y dotarnos de un nuevo recurso de inteligencia de negocio.
Hoy en día, resulta capital encontrar soluciones tecnológicas que se adecuen a las necesidades de las organizaciones, y hacerlo además sin incrementar los gastos, y ahí la inteligencia artificial (IA) puede ayudarnos, Y mucho. ¿Cómo? Por ejemplo, identificando usos o tendencias en el comportamiento de nuestros clientes, haciendo recomendaciones de mejora en los procesos analizados, automatizando algunas funciones mientras se dirige el capital humano a otras actividades.
La IA puede también ayudarnos a mejorar la experiencia del usuario, así como nuestros sistemas de ciberseguridad o a aumentar los leads o contactos comerciales, pero esto no significa que la IA deba encargarse de todo. La clave está en aprovechar la automatización de ciertas tareas, como las administrativas, para reenfocar esfuerzos hacia tareas más creativas y la formación de la plantilla.
Lo buena noticia es que las soluciones de IA ofrecen, sobre todo, alta rentabilidad. NO es necesario contratar un gran equipo para gestionarlas de forma que todos y todas podamos reconectar de nuevo con la razón por la que iniciamos nuestra actividad laboral o empresarial,