Es ya un término conocido, usual incluso entre profesionales, publicaciones especializadas, gobiernos y público en general, pero nunca está de más recordar su significado: la transformación digital es un proceso de cambio que implica la implementación de tecnologías digitales en todos los niveles de la sociedad, y por supuesto también en las empresas y todos sus procesos productivos.
Estamos ya en una ola imparable, y es evidente que la pandemia ha servido de espectacular revulsivo para acelerar estos procesos de implantación de la transformación digital en empresas de todo tamaño e instituciones, a lo que sin duda contribuirán muy positivamente las ayudas recibidas a través de fondos, cuyo primer paquete de inversiones ha llegado ya directamente a las pymes españolas por valor de 3.000 millones de euros.
Se trata, en todo caso, de un proceso que debe implicar a todos los niveles de competencia de las organizaciones, desde la dirección o gerencia a los niveles intermedios y a la plantilla en general, siendo esencial continuar impulsando y fortaleciendo la formación especializada de los nuevos profesionales. Debemos, entre todos, impulsar la demanda y la oferta de perfiles digitalizadores, sin olvidar que buena parte de nuestra sociedad está inmersa en un proceso de adaptación a los nuevos usos digitales, con nuestros mayores a la cabeza.
El reto es grande, pero ineludible. La digitalización ha llegado para quedarse. El futuro ya está aquí.