Aunque nos consta el esfuerzo que llevan a cabo los productores de semiconductores para conseguir responder a la demanda de chips, lo cierto es que no parece que la situación vaya a corregirse pronto, ni siquiera en el medio plazo.
La falta, casi endémica, de silicio y los aumentos en los costes de producción y distribución ponen las cosas muy complicadas a las industrias, lo que está haciendo que se pongan esfuerzos e inversión en el diseño de alternativas que permitan atajar, o al menos modular, la crisis de los chips.
Aunque se han intentado reforzar algunos segmentos, como los chips de computación, la memoria y el almacenamiento de estado sólido, el incremento casi exponencial de la demanda en industrias como la automoción, la salud o el sector aeroespacial hace que la situación de escasez se perciba casi como endémica. Y no es solo que los fabricantes pongan en marcha nuevas líneas de producción, sino que se sufre también una preocupante escasez de materias primas.
Como alternativas, se está disminuyendo la cantidad de chips necesarios para la producción de ciertas tecnologías, al mismo tiempo que se trabaja en la reducción de funcionalidades o en la sustitución de componentes, pero aunque parece haber ciertas mejoras en el suministro, la demanda sigue superando por mucho a la oferta.