La sostenibilidad es el concepto de moda y marca el rumbo de las empresas, instituciones y organizaciones de todo el mundo, incluidas las empresas del sector TIC.
¿Cómo pueden la tecnología y la infraestructura IT aumentar la rentabilidad, simplificar procesos y gestionar el tempo de forma más eficiente mientras se mejora la sostenibilidad? La clave esta, al decir de los expertos, en ofrecer resultados con un menor coste energético, sobre todo en un contexto donde la sostenibilidad es ya un imperativo de negocio. Una de las soluciones pasa por extender la infraestructura TI y desarrollar máquinas más potentes, eficaces y eficientes con el objetivo de evitar hardware innecesario y reducir así el impacto medioambiental.
Pero la realidad es más complicada que los nobles objetivos que proclaman empresas y gobiernos. Sin ir más lejos, según el estudio The IBM Institute for Business Value: Sustainability as a transformation catalyst, el 65 % de las empresas aún no ha puesto en marcha ninguna estrategia de sostenibilidad. ¿Las razones? La escasez de recursos, la alta incertidumbre económica de la situación geopolítica mundial y las contradicciones regulatorias en función del ámbito (estatal o supraestatal) de trabajo. A día de hoy, los criterios de sostenibilidad para escoger una solución tecnológica u otra no son los decisivos: prima la seguridad y la eficiencia.
La pregunta clave es, entonces, la siguiente: ¿cómo conjugar las necesidades de eficiencia o seguridad con la sostenibilidad? Y la respuesta apunta al campo de los proveedores IT, sobre todo a su capacidad para ofrecer soluciones tecnológicas que respondan a las necesidad desde las organizaciones y que, además, sean sostenibles. Es decir, las empresas buscarán cada vez más proveedores sostenibles que les ayuden en una transición que se antoja imprescindible para el futuro inmediato.