No es una idea nueva, pero la posibilidad de clonar personas a través de la Inteligencia Artificial podría estar acercándose peligrosamente.
La clonación digital parte de técnicas avanzadas ya en uso, como el Deep Learning o aprendizaje profundo o el procesamiento de lenguaje natural con el objetivo de crear réplicas digitales, y que estas además sean realistas. Ya tenemos una píldora de este nuevo horizonte en los famosos deepfakes, que manipulan y alteran imágenes y voces, consiguiendo engañar casi a cualquier observador. Pero se trata de una tecnología que presenta riesgos evidentes.
Por un lado, la posibilidad de fraude a través de la suplantación de identidad es bastante inmediata, y de hecho cada vez conocemos más casos sobre este tipo de prácticas, con empresas engañadas mediante llamadas fraudulentas generadas por IA simulando voz de un directivo.
Por supuesto, hay otros riesgos, como la manipulación y la desinformación, pues las simulaciones o clonaciones digitales se emplean también para distorsionar la realidad y manipular a la opinión pública.
Hay algunas soluciones en marcha para estos riesgos de fraude, como las nuevas tecnologías de detección avanzada, los modelos de detección para deepfakes o el llamado análisis forense de medios, que se están testando ya para identificar patrones de manipulación en los distintos tipos de archivos digitales, aunque siguen necesitándose avances legislativos e inversión para abordar dichos riesgos.