Hace tiempo que sabemos que las nuevas tecnologías se retroalimentan, contribuyendo a su desarrollo, y el Internet de las Cosas no es un campo diferente.
A pesar de que otros temas y tecnologías copan las portadas hay al menos 5 tendencias que están contribuyendo a su rápido desarrollo: la incorporación de inteligencia artificial (IA), blockchain y edge computing, la estandarización que permite mejorar la gestión de los dispositivos, y el uso deI Internet de las Cosas para promover la sostenibilidad.
A pesar de los muchos desafíos que habrá que enfrentar, y de las limitaciones asociadas todavía a la implementación de estas tecnologías, lo cierto es que el número de dispositivos conectados sigue creciendo casi exponencialmente, aumentando su influencia e impacto en múltiples sectores estratégicos, como la logística, el transporte, la agricultura, la energía o la manufactura, por no hablar de su impacto en las llamadas “ciudades inteligentes”.
Inteligencia Artificial y Aprendizaje Automático. La rápida expansión de la IA y del aprendizaje automático para el análisis de grandes volúmenes de datos permite optimizar algunas aplicaciones del Internet de las Cosas en distintas áreas, como el mantenimiento predictivo y la gestión energética. Combinando las capacidades analíticas de la IA con las posibilidades de monitorización y recopilación de datos del Internet de las Cosas, se logran sistemas más eficientes
Edge Computing. El edge computing posibilita un procesamiento de datos más cercano a su origen, reduciéndose así la cantidad de información que es necesario transferir a centros de datos centrales. Se reduce así la llamada “latencia”, crucial en muchas aplicaciones, como por ejemplo en la automatización industrial.
Blockchain. Al incrementarse el número y tipología de dispositivos que manejan datos sensibles, ofrece una solución eficaz que permite garantizar la integridad y autenticidad de dichas transacciones de datos, un efecto crucial en la protección ante las crecientes amenazas de ciberseguridad.
Sostenibilidad. El Internet de las Cosas tiene ya una importancia clave en la gestión de recursos y la lucha contra los desafíos medioambientales, por ejemplo a través del uso de sensores energéticamente eficientes u otras aplicaciones para optimizar la supervisión y control de recursos.